Basilica de San Pedro, Ciudad del Vaticano
La Santa Sede es la jurisdicción episcopal del obispo de Roma, conocido como el Papa, y es la sede episcopal preeminente de la Iglesia católica, constituyendo su gobierno central. Como tal, diplomáticamente y en otras esferas, la Santa Sede actúa y habla por toda la Iglesia católica.
También es reconocida por otros sujetos de derecho internacional como una entidad soberana,1 presidida por el Papa, con la cual se puede mantener relaciones diplomáticas. En tal sentido, la Santa Sede no equivale a la Ciudad del Vaticano, que entró en funcionamiento en 1929, mientras que la existencia de la Santa Sede se remonta a los primeros tiempos cristianos.
Los embajadores son acreditados oficialmente, no por la Ciudad del Vaticano, sino por la Santa Sede, y los representantes del Papa ante los Estados y las organizaciones internacionales son reconocidos como representantes de la Santa Sede y no de la Ciudad del Vaticano. Si bien todos las sedes episcopales son consideradas "santas", la expresión "Santa Sede" (sin más especificación) se utiliza normalmente en las relaciones internacionales como una metonimia (asà como en el derecho canónico de la Iglesia Católica) para referirse a la Sede de Roma, considerada como el gobierno central de la Iglesia católica.
La Santa Sede tiene personalidad jurÃdica propia (como sujeto de Derecho internacional) y es ella la que, en rigor, mantiene relaciones diplomáticas con los demás paÃses del mundo. Por ello, los Pactos de Letrán de 1929 que, entre otras materias, dieron origen al Estado de la Ciudad del Vaticano, fueron celebrados entre la Santa Sede y el entonces Reino de Italia.