La grúa flotante BOS 400 estaba siendo remolcada por el barco ruso Tigr en aguas del cabo de Buena Esperanza, Sudáfrica. Durante una tormenta el Tigr se quedó sin potencia en sus motores provocando que grúa y remolcador quedasen a merced de los vientos que los empujaban hacia la costa. El Tigr se vió obligado a soltar las sujecciones, haciendo que la BOS 400 encallase en la costa en junio de 1994. Los 14 tripulantes pudieron ser rescatados en helicóptero. La pérdida de la grúa, valorada en más de 70 millones de dólares, ha causado tres juicios en el Tribunal Supremo Londres y cinco en Ciudad del Cabo.