Faro de la Jument
A principios de siglo un tal Potron, un rentista, sobrevivió por milagro a un naufragio en los parajes de Ouessant. Como signo de reconocimiento ofreció 400.000 francos al Estado para construir un faro al sudoeste de la isla. Los ingenieros seleccionaron como emplazamiento el peñasco de Ar Gazek-Koz, que significa «la vieja yegua» en bretón. Los trabajos eran difíciles, peligrosos, con un mar perpetuamente agitado. Comenzados en 1904, se acabaron en 1940, después de múltiples peripecias. Con una altura de 47,4 metros por encima del suelo y un alcance de 21 millas marinas (39 kilómetros), el faro de La Jument es un vigía plantado en pleno mar, una estrella indispensable para guiar a los barcos perdidos en la noche. Las condiciones de vida eran tan duras que los guardianes que se sucedieron lo habían clasificado en la categoría de los «Infiernos». Desde 1991, el faro de La Jument está automatizado.