La presencia del Ejército en la ciudad de Valencia, si contamos que apenas conserva tres complejos dentro del casco urbano, podría decirse que es reducida, pero si se tiene en cuenta el valor arquitectónico y urbanístico de los edificios, puede catalogarse de espectacular. Es más, por la situación y la amplitud de alguna de sus instalaciones podría concluirse que
son verdaderos objetos de deseo, aunque sea para entidades públicas necesitadas de instalaciones de postín o promotoras que sueñan con una recalificación en pleno centro de la capital.
Lo que ocurre es que la situación actual no parece que vaya a cambiar. El Ministerio de Defensa, inmerso en una permanente ampliación de tropa, entiende que las instalaciones son las apropiada e incluso justas para las unidades desplegadas. Y las administraciones públicas valencianas no tienen fuerza moral para reclamar nuevos usos después del trato dado a instalaciones que le fueron cedidas en el pasado, como por ejemplo el Cuartel de Zapadores o el Parque de Artillería.