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Hangzhou, Zhejiang, China


Hangzhou, la bellísima capital de la provincia oriental de Zhejiang, se ha convertido en uno de los polos de atracción turística por excelencia del denominado País del Centro. De hecho, argumentos para ello no le faltan.

La ciudad se halla situada cerca de Shangai y a orillas del río Qiantang, a unos 97 km del mar y en el extremo meridional del famosísimo Gran Canal, la ingente vía de agua que en tiempos de la dinastía Sui (581-618) conectaba con Hangzhou.

La localidad consiguió granjearse un gran prestigio e importancia política en el pasado, especialmente durante la época Song (960-1279), cuando le arrebató la capitalidad del imperio a Kaifeng. Por aquel entonces, Marco Polo se deshacía en elogios a los jardines y templos de la ciudad.


En la actualidad, y pese a haber perdido la gran influencia de la que gozó antaño —en gran parte a consecuencia de los severos ataques sufridos durante la revuelta de Taiping, en el ecuador del siglo XIX—, Hangzhou es uno de los destinos más apreciados no sólo por el turismo extranjero, sino también por los propios chinos.

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Sin duda, su enclave más representativo y conocido es el magnífico Lago Oeste (Xi Hu). Aunque inicialmente era un acceso poco profundo a la bahía de Hangzhou, se convirtió en una superficie lacustre en el siglo IV de nuestra era, cuando los sedimentos del Qiantang formaron una barrera que lo aisló del mar.

Dos partes del lago están cerradas por dos calzadas que datan de las dinastías Tang (618-960) y Song. Una de ellas, la calzada Bai, circunvala el lago Beili y brinda hermosas vistas panorámicas. Para disfrutar de ellas, se conseja aproximarse hasta el llamado Puente Roto o Duanqian, así como al alto de Gushan.

El recién llegado tampoco debe dejar de visitar el Museo Nacional de la Seda, en el que se pueden admirar los vestigios más antiguos del mundo asociados con la cultura de la seda y el arroz en China. Lo mismo ocurre con el templo de Lingyin, un complejo budista fundado en el 326 d.C. y cuya apariencia actual corresponde a la dinastía Qing (1644-1912).

Para redondear la visita, también se aconseja visitar las plantaciones de té del Pozo del Dragón, la pagoda de las Seis Armonías (erigida en el año 970), sin olvidar la bulliciosa Hefang jie, una concurrida arteria atestada de mercadillos. Igualmente, no debe dejarse de prestar atención a la oferta de ocio nocturno de Hangzhou.