La isla de
Okinotori (u
Okinotorishima) es el punto más meridional del
territorio japonés, y la mayor parte de su superficie se encuentra bajo el océano. Tan solo dos picos de unos 50 metros de diámetro, Higashikojima y Kitakojima, son visibles durante la pleamar, levantándose un escaso metro sobre el nivel del agua. Se trata básicamente de un arrecife de coral a 1.700 kilómetros de Tokio.
Okinotori no dejaría de ser una curiosidad si no fuese por la Zona Económica Exclusiva (ZEE) a su alrededor que comprende 400.000 kilómetros cuadrados y se sospecha que alberga, yacimientos de tierras raras, lo que ha impulsado a sucesivas acciones para evitar su definitivo hundimiento bajo las aguas.
Pero ¿Okinotori es legalmente una isla? Esta es la cuestión sobre la que gira la negativa de china a reconocer la ZEE declarada por Japón.
Según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS) una isla debe cumplir determinados requisitos tanto para ser reconocida como tal como para que el estado que ejerce la soberanía sobre la misma pueda establecer una ZEE a su alrededor.
En primer lugar, y según dispone su Artículo 121.1, para ser reconocida como isla debe encontrarse "sobre el nivel de ésta [el agua] en pleamar". Ello explica los esfuerzos nipones en evitar que las aguas cubran por completo Okinotori, mediante la construcción de rompeolas y demás estructuras.
En segundo, como fija su Artículo 121.3, "Las rocas no aptas para mantener habitación humana o vida económica propia no tendrán zona económica exclusiva ni plataforma continental".
(Extracto de artº Atenea)