El Boavistano, Manuel Antonio Martins, comenzó a exportar sal de la isla a gran escala (un promedio máximo de 30.000 toneladas por año) a comienzos del Siglo XIX , dando como resultado el desarrollo de la población. Esta industria pasó a través de varios altos y bajos antes de cerrar finalmente a mediados del Siglo XIX. Salinas y maquinaria de transporte oxidada asociadas a esta industria se encuentran todavía en los alrededores de Pedro de Lume y Santa María.
En 1939 los italianos, bajo mando de Mussolini, comenzaron la construcción del Aeropuerto Sal, habiendo comprado los derechos para su construcción a los portugueses. La localización de Sal, hacía ideal una base para repostar combustible a los aviones que cubrían los vuelos entre Europa meridional y América del Sur.
Los Portugueses volvieron a comprar los derechos a los italianos después de la segunda guerra mundial.
Hasta hace poco tiempo, las Líneas Aéreas de África del Sur utilizaban el aeropuerto para las escalas y abastecerse de combustible, especialmente durante los años del Apartheid cuando estaba prohibido volar sobre muchos países africanos. Las necesidades de alojamientos de los Tripulantes de vuelo de la compañía SAA también contribuyó en una pequeña parte al desarrollo del turismo en Sal.
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