Foro Belico y Militar: Escenarios de Guerras y Grandes Batallas. Bases militares navales, terrestres o aereas. Castillos y Fortalezas. Aviones, Tanques, barcos de guerra...
La batalla de Tanga fue librada entre los ejércitos coloniales de Gran Bretaña y Alemania en noviembre de 2014, y supuso el mayor enfrentamiento de la Primera Guerra Mundial en suelo africano. El objetivo de los británicos era la ocupación del África Oriental Alemana (la parte continental de la actual Tanzania).
Los mandos británicos decidieron atacar la ciudad de Tanga como primer paso para la conquista de la colonia mediante un ataque anfibio. La ciudad está situada a sólo 80 km al sur de la frontera con el África Oriental Británica (Kenia) y era el puerto alemán más importante de la zona y el final del importante ferrocarril de Usambara.
El primer plan de ataque británico consistía en el bombardeo del puerto por parte de barcos de guerra, pero esta idea se abandonó tras firmarse un acuerdo de no agresión con la población, confiando en que podría rendirse a la vista de la flota sin que ésta tuviese que disparar. El ataque britanico era publico y notorio, pues había sido publicado en los periódicos de Kenia.
Tras unos días de inactividad llegó a la zona el crucero HMS Fox y se anunció el fin unilateral del acuerdo de no agresión. La población y las tropas presentes en la ciudad, en un principio formadas por una sola compañía de askaris, se prepararon para el combate. El comandante de las tropas alemanas en África Oriental, Paul von Lettow-Vorbeck, dirigió entonces la movilización de soldados desde las regiones circundantes a la ciudad, hasta contar con 1100 efectivos con los que plantar cara a los británicos.
Al ver que se producían maniobras alemanas, el general británico Arthur Aitken asumió erróneamente que los alemanes habían minado la zona que rodeaba al puerto y decidió no bombardearlo. En su lugar, ordenó que la flota marchase 3 millas hacia el sur y desembarcase allí la fuerza de asalto de 8000 reservistas indios con los que planeaba tomar la ciudad.
Sin embargo el lugar elegido se tornó en una trampa, pues era una zona encharcada. Los alemanes y sus askaris tendieron numerosas emboscadas que diezmaron a la desentrenada y desmotivada tropa india.
Para colmo de las desgracias británicas, durante la batalla acertaron a algunas colmenas salvajes, con lo que las abejas se lanzaron sobre los soldados que huyeron despavoridos. De ahí el sobrenombre de la batalla: "La batalla de las abejas".
A pesar de superar por 8 hombres a 1, Paul von Lettow-Vorbeck consiguió mantener a raya las tropas británicas y ordenó un contraataque exitoso, obligándolas a volver a los botes de los que habían desembarcado. En su desordenada huida, los soldados indios abandonaron un gran número de fusiles, ametralladoras y más de 600 000 balas que fueron capturadas por las tropas alemanas y fueron vitales para poder resistir el resto de la guerra.
El ambiente entre aliados y alemanes en Africa contrastó con el de Europa, pues era un enfrentamiento entre dos ejércitos caballerosos, más preparados y mentalizados para contener a la población local que para enfrentarse entre súbditos europeos. En lugar de ensañarse con el ejército en retirada, Paul von Lettow-Vorbeck salió al paso de los soldados que ya embarcaban bajo una bandera blanca y solicitó una conversación amistosa con Aitken, a la que éste accedió. Entonces intercambiaron opiniones en la playa mientras compartían una botella de brandy. El comandante alemán también ordenó a los médicos de su ejército que atendiesen a los soldados indios heridos. A los oficiales británicos capturados se les permitió volver a suelo colonial británico, bajo su palabra de no participar en lo que quedase de contienda.
Esta victoria para los alemanes fue la primera que Paul von Lettow-Vorbeck consiguió en la Primera Guerra Mundial, en la que no fue derrotado durante la guerra. Los alemanes se rindieron en Tanzania dos semanas después de que lo hiciesen en Europa, obligando a mantener en pie de guerra a un ejército de unos 100.000 británicos, frente a una tropa de apenas 10.000, entre alemanes y askaris.
Von Lettow-Vorbeck se convertiría en un héroe a su regreso a Alemania.
La batalla de Tanga fue librada entre los ejércitos coloniales de Gran Bretaña y Alemania en noviembre de 2014, y supuso el mayor enfrentamiento de la Primera Guerra Mundial en suelo africano. El objetivo de los británicos era la ocupación del África Oriental Alemana (la parte continental de la actual Tanzania).
Los mandos británicos decidieron atacar la ciudad de Tanga como primer paso para la conquista de la colonia mediante un ataque anfibio. La ciudad está situada a sólo 80 km al sur de la frontera con el África Oriental Británica (Kenia) y era el puerto alemán más importante de la zona y el final del importante ferrocarril de Usambara.
El primer plan de ataque británico consistía en el bombardeo del puerto por parte de barcos de guerra, pero esta idea se abandonó tras firmarse un acuerdo de no agresión con la población, confiando en que podría rendirse a la vista de la flota sin que ésta tuviese que disparar. El ataque britanico era publico y notorio, pues había sido publicado en los periódicos de Kenia.
Tras unos días de inactividad llegó a la zona el crucero HMS Fox y se anunció el fin unilateral del acuerdo de no agresión. La población y las tropas presentes en la ciudad, en un principio formadas por una sola compañía de askaris, se prepararon para el combate. El comandante de las tropas alemanas en África Oriental, Paul von Lettow-Vorbeck, dirigió entonces la movilización de soldados desde las regiones circundantes a la ciudad, hasta contar con 1100 efectivos con los que plantar cara a los británicos.
Al ver que se producían maniobras alemanas, el general británico Arthur Aitken asumió erróneamente que los alemanes habían minado la zona que rodeaba al puerto y decidió no bombardearlo. En su lugar, ordenó que la flota marchase 3 millas hacia el sur y desembarcase allí la fuerza de asalto de 8000 reservistas indios con los que planeaba tomar la ciudad.
Sin embargo el lugar elegido se tornó en una trampa, pues era una zona encharcada. Los alemanes y sus askaris tendieron numerosas emboscadas que diezmaron a la desentrenada y desmotivada tropa india.
Para colmo de las desgracias británicas, durante la batalla acertaron a algunas colmenas salvajes, con lo que las abejas se lanzaron sobre los soldados que huyeron despavoridos. De ahí el sobrenombre de la batalla: "La batalla de las abejas".
A pesar de superar por 8 hombres a 1, Paul von Lettow-Vorbeck consiguió mantener a raya las tropas británicas y ordenó un contraataque exitoso, obligándolas a volver a los botes de los que habían desembarcado. En su desordenada huida, los soldados indios abandonaron un gran número de fusiles, ametralladoras y más de 600 000 balas que fueron capturadas por las tropas alemanas y fueron vitales para poder resistir el resto de la guerra.
El ambiente entre aliados y alemanes en Africa contrastó con el de Europa, pues era un enfrentamiento entre dos ejércitos caballerosos, más preparados y mentalizados para contener a la población local que para enfrentarse entre súbditos europeos. En lugar de ensañarse con el ejército en retirada, Paul von Lettow-Vorbeck salió al paso de los soldados que ya embarcaban bajo una bandera blanca y solicitó una conversación amistosa con Aitken, a la que éste accedió. Entonces intercambiaron opiniones en la playa mientras compartían una botella de brandy. El comandante alemán también ordenó a los médicos de su ejército que atendiesen a los soldados indios heridos. A los oficiales británicos capturados se les permitió volver a suelo colonial británico, bajo su palabra de no participar en lo que quedase de contienda.
Esta victoria para los alemanes fue la primera que Paul von Lettow-Vorbeck consiguió en la Primera Guerra Mundial, en la que no fue derrotado durante la guerra. Los alemanes se rindieron en Tanzania dos semanas después de que lo hiciesen en Europa, obligando a mantener en pie de guerra a un ejército de unos 100.000 británicos, frente a una tropa de apenas 10.000, entre alemanes y askaris.
Von Lettow-Vorbeck se convertiría en un héroe a su regreso a Alemania.
hahahahaha en seriooooo???
Normal.....abejas africanas y alemanas (menuda combinación) hahaha
Siendo serios, esta batalla es un claro ejemplo que todo general debe tener en cuenta antes del combate, "Elige bien el terreno, para que juegue a tu favor". Y mas en este caso, porque al tener superioridad numerica y desembarcar a la vez eso habria sido como disparar a peces en barriles (como sabiamente hicieron los japoneses en Iwo Jima )
La batalla de Tanga fue librada entre los ejércitos coloniales de Gran Bretaña y Alemania en noviembre de 2014, y supuso el mayor enfrentamiento de la Primera Guerra Mundial en suelo africano. El objetivo de los británicos era la ocupación del África Oriental Alemana (la parte continental de la actual Tanzania).
Los mandos británicos decidieron atacar la ciudad de Tanga como primer paso para la conquista de la colonia mediante un ataque anfibio. La ciudad está situada a sólo 80 km al sur de la frontera con el África Oriental Británica (Kenia) y era el puerto alemán más importante de la zona y el final del importante ferrocarril de Usambara.
El primer plan de ataque británico consistía en el bombardeo del puerto por parte de barcos de guerra, pero esta idea se abandonó tras firmarse un acuerdo de no agresión con la población, confiando en que podría rendirse a la vista de la flota sin que ésta tuviese que disparar. El ataque britanico era publico y notorio, pues había sido publicado en los periódicos de Kenia.
Tras unos días de inactividad llegó a la zona el crucero HMS Fox y se anunció el fin unilateral del acuerdo de no agresión. La población y las tropas presentes en la ciudad, en un principio formadas por una sola compañía de askaris, se prepararon para el combate. El comandante de las tropas alemanas en África Oriental, Paul von Lettow-Vorbeck, dirigió entonces la movilización de soldados desde las regiones circundantes a la ciudad, hasta contar con 1100 efectivos con los que plantar cara a los británicos.
Al ver que se producían maniobras alemanas, el general británico Arthur Aitken asumió erróneamente que los alemanes habían minado la zona que rodeaba al puerto y decidió no bombardearlo. En su lugar, ordenó que la flota marchase 3 millas hacia el sur y desembarcase allí la fuerza de asalto de 8000 reservistas indios con los que planeaba tomar la ciudad.
Sin embargo el lugar elegido se tornó en una trampa, pues era una zona encharcada. Los alemanes y sus askaris tendieron numerosas emboscadas que diezmaron a la desentrenada y desmotivada tropa india.
Para colmo de las desgracias británicas, durante la batalla acertaron a algunas colmenas salvajes, con lo que las abejas se lanzaron sobre los soldados que huyeron despavoridos. De ahí el sobrenombre de la batalla: "La batalla de las abejas".
A pesar de superar por 8 hombres a 1, Paul von Lettow-Vorbeck consiguió mantener a raya las tropas británicas y ordenó un contraataque exitoso, obligándolas a volver a los botes de los que habían desembarcado. En su desordenada huida, los soldados indios abandonaron un gran número de fusiles, ametralladoras y más de 600 000 balas que fueron capturadas por las tropas alemanas y fueron vitales para poder resistir el resto de la guerra.
El ambiente entre aliados y alemanes en Africa contrastó con el de Europa, pues era un enfrentamiento entre dos ejércitos caballerosos, más preparados y mentalizados para contener a la población local que para enfrentarse entre súbditos europeos. En lugar de ensañarse con el ejército en retirada, Paul von Lettow-Vorbeck salió al paso de los soldados que ya embarcaban bajo una bandera blanca y solicitó una conversación amistosa con Aitken, a la que éste accedió. Entonces intercambiaron opiniones en la playa mientras compartían una botella de brandy. El comandante alemán también ordenó a los médicos de su ejército que atendiesen a los soldados indios heridos. A los oficiales británicos capturados se les permitió volver a suelo colonial británico, bajo su palabra de no participar en lo que quedase de contienda.
Esta victoria para los alemanes fue la primera que Paul von Lettow-Vorbeck consiguió en la Primera Guerra Mundial, en la que no fue derrotado durante la guerra. Los alemanes se rindieron en Tanzania dos semanas después de que lo hiciesen en Europa, obligando a mantener en pie de guerra a un ejército de unos 100.000 británicos, frente a una tropa de apenas 10.000, entre alemanes y askaris.
Von Lettow-Vorbeck se convertiría en un héroe a su regreso a Alemania.
hahahahaha en seriooooo???
Normal.....abejas africanas y alemanas (menuda combinación) hahaha
Siendo serios, esta batalla es un claro ejemplo que todo general debe tener en cuenta antes del combate, "Elige bien el terreno, para que juegue a tu favor". Y mas en este caso, porque al tener superioridad numerica y desembarcar a la vez eso habria sido como disparar a peces en barriles (como sabiamente hicieron los japoneses en Iwo Jima )
Es verdad... conocíamos la fiereza del pastor-alemán... pero no la de la abeja africano-germana.
_________________ Cada vez que sacio una curiosidad, me nacen diez...
A menudo paso por Despeñaperros, un desfialdero que une Castilla y Andalucia y por el que cualquier ejercito debe pasar para controlar una de estas regiones.
Aqui se han librado dos batallas muy importantes:
La de Bailen, que supuso la primera derrota de un ejercito de Napoleón y la de Las Navas de Tolosas, que supuso la apertura del valle del Gudalquivir a los ejercitos cristianos.
El texto es llamativo:
"Después de varios siglos de lenta conquista cristiana, en 1212 la frontera entre moros y cristianos se había situado en la llanura manchega y no era ningún secreto que los reyes de Castilla aspiraban a ocupar las prósperas tierras del Guadalquivir, con sus populosas ciudades. Hacía ya más de un siglo que al-Andalus había perdido su independencia y se había reducido a mera provincia de un imperio beréber norteafricano, primero almorávide y después almohade. La conquista cristiana era sólo cuestión de tiempo. En 1195 los almohades habían derrotado al rey de Castilla en Alarcos, cerca de la actual Ciudad Real, pero diecisiete años después el mismo rey preparaba la revancha y se mostraba más agresivo que nunca. En 1211 Alfonso VIII consiguió del papa Inocencio III que declarara Cruzada su próxima campaña contra los almohades. De este modo se aseguraba que sus otros enemigos, los reyes de León y Navarra, no aprovecharían la ocasión para atacar sus desguarnecidas fronteras del norte, a no ser que quisieran incurrir en excomunión. La declaración de Cruzada podía atraer, además, voluntarios de toda la Cristiandad, deseosos de redimir sus pecados con esta versión cristiana de la Guerra Santa islámica. En Marraquex, la capital del imperio almohade, no eran ajenos al rearme cristiano. El nuevo sultán o miramamolín, Al-Nasir, hijo del vencedor de Alarcos y de la esclava cristiana Zahar (flor), allegó un gran ejército y cruzó el Estrecho. Se decía que había jurado llevar a sus tropas hasta Roma y que sus caballos abrevarían en el Tíber. Al-Nasir llevó a sus tropas hasta la frontera y pasó unos meses sitiando Salvatierra, el primer castillo cristiano de la Mancha. Cuando lo conquistó regresó a Sevilla para preparar la gran expedición que lo llevaría a Roma. Mientras tanto, los cruzados cristianos se iban concentrando en Toledo. Algunos procedían de allende los Pirineos, en su mayoría de Francia, con el arzobispo de Narbona al frente, pero la mayoría eran peninsulares. Pedro II de Aragón aportó tres mil caballeros y más de diez mil peones. El 20 de junio el ejército cristiano partió de Toledo camino del sur. Cuatro días después las vanguardias avistaron el castillo de Malagón, fortaleza avanzada musulmana. El alcaide que la defendía ofreció rendirla a cambio de que se respetaran las vidas de sus defensores, un trato común en las contiendas peninsulares, pero los cruzados de ultrapuertos, herederos de la tradición intolerante de las Cruzadas, los pasaron a cuchillo. . Una ciudad disputada Poco después el ejército cristiano atravesó el río Guadiana, cuyos vados los moros habían sembrado de abrojos (artefactos metálicos de cuatro puntas para herir los pies de peones y caballos) y se encontraron ante el principal obstáculo que los separaba de Andalucía, la ciudad fortificada de Calatrava la Vieja, elevada en época califal en el estratégico punto donde se cruzaban los caminos de Andalucía a Toledo y los de Extremadura a Levante. Esta ciudad había cambiado de manos varias veces en el último medio siglo. Alfonso VII la había conquistado a los almorávides y se la había confiado a los Templarios, pero éstos se la devolvieron a la Corona en 1158, reconociéndose incapaces de defenderla ante el empuje almohade. Entonces, un grupo de caballeros y de monjes cistercienses del convento de Fitero se establecieron en ella y originaron la orden monástico-militar de Calatrava, que el Papa aprobó en 1164. Calatrava era un escollo en la marcha hacia el sur. No era prudente dejar a la espalda del ejército cristiano una plaza tan importante y bien abastecida que, además, estaba encomendada al andalusí Abu Qadis, un experto militar de la frontera. Los cruzados acamparon cerca de Calatrava, la atacaron y lograron tomar dos torres del recinto exterior. Comprendiendo lo inútil de la resistencia, Abu Qadis parlamentó con Alfonso VIII la rendición del castillo, en los términos acostumbrados: garantía de la vida y bienes muebles de los defensores. Este acuerdo indignó a los cruzados extranjeros, que contaban con repetir la degollina de Malagón, lo que, unido al calor excesivo del mes de junio y a las privaciones que sufrían, los movió a retirarse de la expedición. Abu Qadis fue ejecutado por los almohades en castigo por rendir la plaza, lo que contribuyó al malestar de los andalusíes. Durante unos días, los cruzados descansaron en Calatrava y se repusieron de estrecheces pasadas. Allí se sumó a la expedición el rey Sancho el Fuerte de Navarra con doscientos caballeros. El navarro había decidido deponer temporalmente su rencor y enemistad hacia Alfonso VIII para participar en la Cruzada. La siguiente etapa fue Alarcos, donde diecisiete años antes los almohades habían vencido a Alfonso VIII. En los días 7, 8 y 9 de julio los cruzados acamparon a la vista de Salvatierra, otro castillo en poder de los moros que, como no constituía una amenaza... "
Subo una actualización del KMZ hecho por mi, con algunos de los lugares mas emblemáticos de la Batalla, como La Mesa del rey, El llano de las Americas (que en 1212 no se llamaba así, por motivos evidentes), o el cerro de los olivos o de las viñas, donde puso Miramolín su tienda.
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