En efecto querido Master, el que los franceses napoleónicos dejaran los trofeos del Magnánimo en su ataque a Marsella, por las razones expuestas, no significa que no se dieran al pillaje en la ciudad de Valencia respecto de lo que para ellos tenÃa verdadero valor.
El gran retablo en plata de más de 6 metros de altura del altar mayor de la catedral acabó desapareciendo convertido en moneda al ser llevado a Mallorca para evitar cayera en manos francesas.
En el Palacio Arzobispal, que contaba con 30.000 volúmenes, fueron saqueadas las colecciones arqueológicas y numismáticas y llevadas en su mayorÃa a ParÃs.ç
En las iglesias de clero diocesano, las tropas francesas permitieron que siguieran abiertas al culto a cambio de la entrega de los objetos de oro y plata que luego eran fundidos para acuñar moneda con que pagar a la tropa.
En el Real Colegio Seminario “Corpus Christiâ€, conocido como “El Patriarcaâ€, requisaron cálices, copones y joyas del propio san Juan de Ribera, el fundador del centro, entre otras su anillo episcopal, su cruz pectoral y la urna antropomorfa de plata de su sepulcro.
Los invasores permitieron también que se hiciera un molde de la custodia procesional de plata, antes de que pasara a engrosar su botÃn de guerra. De ese molde se realizó la custodia de bronce que actualmente se emplea.
Las órdenes y congregaciones religiosas fueron disueltas por las nuevas autoridades francesas, con excepción de las femeninas y las que atendÃan a enfermos. Las tropas napoleónicas ocuparon sus conventos y los saquearon sin piedad. En el caso de la iglesia de los Agustinos fue utilizada como cuartel y, luego, incendiada, al igual que la capilla del convento de la Trinidad.
Y asà un suma y sigue muy clarificador de lo que interesaba y de lo que no.
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