En 1782 William Watts patentó en el Reino Unido una nueva y revolucionaria forma de fabricar perdigones esféricos de plomo para las armas de fuego de la época.
El sistema consistÃa básicamente en dejar caer el lÃquido del plomo fundido, pasando a través de tamices de cobre cuyos agujeros tenÃan las medidas adecuadas al tamaño del perdigón pretendido, desde lo alto de una torre provista de ventanas, las cuales servÃan para regular la temperatura por aireación para el sucesivo enfriamiento del lÃquido en caÃda libre, hasta un depósito de agua colocado en la base, donde se solidificaba totalmente la lluvia de gotitas en formas iguales y totalmente esféricas.
Posteriormente los perdigones sufrÃan un proceso de selección y pulido y se revestÃan con una ligera capa de grafito para lubricar y evitar la oxidación.
Las torres, necesariamente debÃan de tener una determinada altura en función del tamaño máximo de los perdigones a fabricar. Se construyeron por todo el mundo torres desde 20 a 49 m de altura. Otras, para evitar esas grandes alturas, aprovechaban desniveles al borde de acantilados o pozos subterráneos de minas.
las torres de los perdigones llegaron a construirse hasta avanzado el siglo XX. Nuevos métodos como el de la “torre de viento†primero, y otros más modernos después, hicieron obsoletas dichas torres, muchas de las cuales fueron preservadas y las podemos contemplar hoy dÃa.
En España tenemos dos magnÃficos ejemplos testimoniales de dichas torres: la torre de los perdigones de
Sevilla y la de
Adra.
En el presente kmz he localizado unas ocho de estas torres. La búsqueda queda abierta.