Calles estrechas y laberínticas, casas blancas con planta de cubo, adornadas por coloridas macetas permiten un paseo tranquilo por esta bella Villa, que puede ser admirada en su totalidad desde La Atalaya (torre vigía), ubicada en un promontorio de fácil acceso. Níjar es pueblo artesano en el que la cerámica y las “jarapas” tienen total protagonismo, donde una vez más el pasado árabe queda patente en su fabricación en los talleres que aún perviven.