Adán construyó un primer santuario o kaaba con zafiros y rubíes, pero fue elevado al cielo para evitar las aguas del diluvio. Más tarde, Dios ordenó a Abraham que construyera en piedra una nueva kaaba en el mismo lugar y que convocase a toda la humanidad para visitarla y ubicar así en un mismo espacio el corazón del hombre. Por eso los peregrinos que llegan deben decir: heme aquí, oh Señor. Después de los tiempos de Abraham los hombres se olvidaron de su significado y practicaron allí la idolatría, desviándose así del camino indicado por Dios. Hasta que llegó el Islam predicado por su profeta Mahoma y el lugar volvió a ser la santa casa de Dios.