Situado a las afueras del centro, su denominación de castillo puede resultar cuando menos confusa ya que nunca aparentaría tener vocación defensiva y en efecto su construcción es del siglo XIX, bajo el auspicio del rey Carol I que en 1873 quiso deslumbrar a la corte europea con un compendio de ostentación y lujo que no deja indiferente. Posteriormente, desaparecida la monarquía fue la residencia presidencial en verano. Casi 150 años después apenas ha cambiado un ápice y con una sensación de profanación temporal deambulamos por sus estancias suntuosas.