El entorno de la plaza de San Pedro con su iglesia, la cuarta construida en la isla tras la conquista, es un buen comienzo para disfrutar de El Sauzal. A escasos metros se encuentra el parque-mirador de Los Lavaderos, un pequeño vergel de agua y vegetación en el que pausar el ritmo del reloj. Y cuando comienza a atardecer, nada mejor que acercarse a una de sus terrazas y cafeterías y dejarse cautivar por una magnífica puesta de sol acompañada de un sugerente cóctel.