A finales de 2013, el entonces presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, se negó a firmar los acuerdos correspondientes para que Ucrania se integrara a la Unión Europea. Además, al ser un gobierno prorruso, miles de ucranianos salieron a las calles para protestar por los escándalos de corrupción alrededor de Yanukovich logrando que éste dejara su cargo al frente del país. Para Rusia, este hecho fue un golpe de Estado en Ucrania financiado desde Occidente, especialmente por Estados Unidos.