La minería del carbón está destruyendo las cimas de las montañas de EEUU
volándolas con dinamita en vez de utilizar mano de obra minera, mucho más cara. Cumbres que la tierra y la naturaleza forjaron en cientos de millones de años desaparecen de un plumazo a cambio de unas pocas toneladas de carbón más barato. La técnica consiste en devastar las cúspides para extraer el carbón que está más abajo,
aprovechando las ventajas de la ausencia de regulación o la desidia de los reguladores, pero destruyendo la biodiversidad, las fuentes de agua, devastando ecosistemas y dejando de recuerdo un gran agujero estéril.
Esta nueva forma de explotación de la hulla “destapando” las cimas con dinamita en beneficio exclusivo de las compañías carboníferas y el sistema de generación eléctrica es conocida por la sigla en inglés MTR, que significa
Remoción de Tope de Montañas. La remoción de las cúspides trae consigo la destrucción de los cursos de agua y del medio ambiente, además de grandes perjuicios para las comunidades.
Los dinamitazos afectan la línea divisoria de las aguas, a la vez que descuartizan las montañas. Con esta práctica, sólo en Virginia Occidental han sido destruidos más de 1.600 km de cauces de agua. Asimismo, las represas de masas de sedimento ponen en peligro a comunidades enteras, que a la vez son afectadas por los efectos de las explosiones directas.
Utilizando alrededor de una tonelada diaria de dinamita, derriban grandes porciones de la montaña para extraer una cantidad moderada de carbóna