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En la insurrección cubana de 1868 se construyeron las controvertidas Trochas de la estrategia militar española.
Tres fueron las Trochas construidas por los españoles con el fin de delimitar la actividad de los rebeldes cubanos en el occidente de la isla. Una de ellas se encontraba al oeste de la capital, la trocha de Mariel, aislando la provincia de Pinar del Río; otra, de mayores dimensiones, dividía la isla en dos mitades desde las localidades de Júcaro en el sur a Morón en el norte. Una tercera, la trocha de Bagá, se construiría al este de esta última aunque nunca llegaría a concluirse.
La
Trocha de Júcaro a Morón era un sistema militar compuesto por varias partes. El primer escalón lo constituyó la "Trocha Camagueyana". Consistía en puestos de caballería que custodiaban las veredas, caminos y serventías, más importantes, al Este de las fortificaciones.
El segundo escalón era la propia Trocha con sus fuertes de mampostería, fortines, blocaos de madera, fosas para obstaculizar el paso de la caballería, estacadas y otros elementos. Los puentes estratégicos o bases de operaciones lo constituían Ciego de Ávila y Morón, los cuales mantenían sus comunicaciones mediante el telégrafo, unido al ferrocarril militar, no concluido durante esa guerra.
El tercer escalón estaba compuesto por una serie de fuertes enclavados en diversos puntos, en el Oeste de la Trocha, o sea, lado de Las Villas: Los Negros, Lázaro López, Marroquí y Chambas
La
Trocha de Mariel-Majana, tenía por finalidad aislar a Maceo en Pinar del Río. Se vio reforzada por una segunda línea al este de esta y cuyas bases principales se establecieron el Alquízar, San Antonio de los Baños y Punta Brava
La
Trocha de Bagá tenía un trazado en una zona muy pantanosa e insalubre. Al final se suprimió su construcción por su ineficacia y alto coste. A esta trocha fue destinado el futuro premio nobel
Ramón y Cajal, encargado de la enfermería de San Isidro.
Trocha de Mariel
Fuerte