Houli, isla de Taiwan
Un pueblo que da la buena nota
La voz del narrador de una propaganda de televisión de un automóvil dice: “Hay un grupo de gente en Houli; ellos no sólo tocan música, pero también fabrican instrumentos musicales y permiten a la gente de todo el mundo apreciar el dulce sonido producido por los saxofones que fabrican. Una ciudad espléndida debe estar habitada por un grupo de personas brillantes..."
Esta propaganda, transmitida primero a finales de 2003, resultó ser un buen truco publicitario. Hasta entonces, Houli, un pueblo agrícola en el centro de Taiwan, era apenas conocido por sus sembradíos de flores y frutas. Incluso en Taiwan, muy poca gente sabía acerca de los saxofones de Houli. Aunque el pueblo no parece ser el lugar donde se producen instrumentos musicales, aquí se encuentra el grupo de fabricantes de saxofones más grande de la isla.
Según estadísticas extraoficiales, los saxofones hechos en Taiwan representan un tercio de la producción mundial de este instrumento, con un valor de exportación de NT$700 millones (US$21 millones) al año. La mayoría de los instrumentos son fabricados bajo el sistema de fabricación de equipo original (OEM , siglas en inglés), por esto la mayoría de los usuarios finales no están al tanto de sus orígenes taiwaneses.
La relación entre Houli y los saxofones se remonta al año 1947, cuando un grupo de jóvenes amantes de la música, incluyendo a Chang Lien-cheng, Chang Chi-pan y Chang Teng-hui, organizó una banda de jazz, que era invitada a menudo a actuar en los eventos locales. En esa época, los instrumentos musicales eran un lujo, y la mayoría era importada de Japón. Sin embargo, luego, el incendio de una casa destruyó el único saxofón que tenían.
Por esta gran pasión que sentía por la música, Chang Lien-cheng trató de encontrar la manera de hacer un saxofón. Durante los siguientes tres meses, él separó el instrumento torcido y ennegrecido, pieza por pieza —aproximadamente 400 en total?y dibujó meticulosamente cada pieza y la manera cómo encajaban entre sí.
Luego, tomó una cinta de latón de la parte inferior de una puerta corrediza en su casa para convertirla en las teclas, y derritió una antigua moneda de plata para usarla como material de soldadura. Durante el proceso, una barra de latón rebotó y golpeó a Chang en el ojo derecho, cegándole ese ojo.
A pesar de eso, Chang continuó, y después de tres años de estudio individual y muchas pruebas, él terminó el primer saxofón hecho desde cero en Taiwan, y lo vendió con éxito a un músico de Filipinas. El negocio era tan rentable para Chang, que comenzó a aceptar aprendices y emprendió el negocio de la fabricación de saxofones.
Negocio familiar
Con el paso de los años, Chang, quien murió en 1986, traspasó desinteresadamente sus destrezas a aquellos interesados, y muchos de estos abrieron sus propias fábricas. En los años setenta, el negocio prosperó y las aproximadamente 30 fábricas de saxofones en Houli producían algunos 30.000 instrumentos al año.