El
Pirita Klooster, es un monasterio de la Orden de Santa Brígida, el más importante de Escandinavia. Ya sólo quedan las ruinas de lo que fue un espectacular convento mixto levantado en el siglo XV y que fue destruido en el año 1577 en el trascurso de la Guerra de Livonia. La curiosa fachada triangular de 35 metros, así como alguna pared, unas escaleras, los sótanos y un cementerio rural del siglo XVII siguen en pie, siendo la entrada a un precioso bosque de coníferas.
A pesar de sus ruinas, es suficiente para que dentro de la iglesia se den cita todo tipo de conciertos al aire libre en verano (sobre todo de jazz y reggae durante el Festival Birgitta de agosto), óperas de la Sociedad Filarmónica de Tallín...
e incluso raves en toda regla.
Para los no versados en el tema, entre los que me encuentro, les diré que:
Un RAVE es un evento de música (con preferencia por la música electrónica) y cultura al aire libre o en algún lugar abandonado (fabricas, casas rurales...) que dura como mínimo 24h. Lo que se pretende en una rave, es que el Sound System logre embarcar a todos los asistentes en una sola frecuencia y de esta forma que logren experimentar sensaciones similares y se olviden por un momento del sistema económico imperante, de la sociedad e incluso de sí mismos para lograr formar parte de una masa de amistad y buenas intenciones.
El fenómeno rave, es anti sistema, asociándose con frecuencia al consumo de drogas.