Una de las cosas más relajantes y salutíferas es caminar por la orilla del mar, por donde se conjuntan agua y tierra, mientras respiras la limpia brisa. Nada mejor para el cuerpo y el espíritu.
En Gijón existe uno de estos senderos que se pueden transitar cómodamente y que te permiten contemplar el Cantábrico hasta el horizonte, las playas y los acantilados de la costa y los innumerables hitos que a lo largo del recorrido puedes encontrar.
Podemos comenzar desde la puerta de la iglesia de San Pedro en el barrio de Cimadevilla, al pie del magnífico Cerro de Santa Catalina; recorrer la gran playa de San Lorenzo; puentear el Piles; contemplar las extrañas esculturas de Chillida; poner la vista a lo lejos con La Madre del Emigrante, sobre los mayanes, en el parque del Rinconín; estremecerse al paso de la casa de Rosario Acuña y de los restos del Castillo de Salas; mirar en el cielo las evoluciones de los parapentes por la Peñarrubia; expandir la mirada desde el estilizado barco del mirador del parque de La Providencia, y recibir en la cara el aire húmedo del cabo de San Lorenzo.
Y todo eso, en nada, en solo 6,5 kilómetros.
Como resumen gráfico, el relajante vídeo de un amigo, que ha sido el motivo de subir la presente aportación.