Equihen-Plage fue hasta principios del siglo 20 un puerto de varada. Los barcos de pesca (arengueros generalmente) se encallaban en cada marea en la playa, luego los equipos los deslizaban sobre la arena para volverlos a poner en la escollera. Así el casco de madera se iba desgastando e inutilizando por el uso.
Las familias de pescadores más indigentes los recuperaron para construir con ellos un refugio improvisado.
Los cascos se plantaron en la ladera, en las alturas que dominan el mar. Pintados de alquitrán, parecía desde la distancia como los mejillones que tapizan las rocas de la playa.
Hasta la Segunda Guerra Mundial, las denominadas “quilles en l'air”, o “quillas al aire”, constituyeron un verdadero barrio con una buena veintena de unidades.
Los sucesivos bombardeos fueron la razón de que, de este patrimonio marítimo, el "corazón sagrado de Jesús", taller del pintor de Marsella Christol, fuera durante mucho tiempo el único rastro que quedó.
En los últimos años, la ciudad ha vuelto a esta tradición mediante la construcción de varias "quilles en l'air" en el campamento municipal, con todas las comodidades. Ofertadas para alquilar por la noche, el fin de semana, o la semana, que ofrecen una feliz estancia con una vista incomparable de la costa.