Es, precisamente, ese carácter de ciudad abierta al mundo lo que la ha hecho que actualmente vivan en ella europeos, africanos y asiáticos. Se mezclan así las culturas e idiosincrasia de cristianos, musulmanes, hindúes y judíos como principales comunidades de esta población cosmopolita, que tiene como señas de identidad el respeto y la convivencia.
Además, sus dimensiones, su equilibrio entre zonas urbanas y boscosas, sus playas y su maravilloso clima, la hacen un magnífico lugar para visitar y disfrutar. Unos parajes para admirar ya que, en pocos sitios, pueden verse al mismo tiempo las tierras de dos naciones y dos continentes; así como un patrimonio cultural en el que cabrían destacar sus fortificaciones militares.