En la embocadura de la bahía interior de Cádiz, nos encontramos dos monumentales e insólitas torres de alta tensión eléctrica situadas a ambos lados de dicha bahía.
Su construcción en celosía nos recuerda a los mástiles de los barcos de principios del siglo XX, como este del acorazado argentino ARA Moreno:
Las torres permiten el tendido de cables de conducción eléctrica desde la antigua central térmica hasta la red general peninsular. Fueron diseñadas para dos circuitos de 132 Kilovoltios, por el italiano Alberto Toscano y tienen una construcción muy poco convencional.
Este modo poco convencional de construcción fue elegido porque las fábricas de acero españolas en aquel entonces, cuando estas torres fueron construidas, no podían producir grandes portadores de acero, y la importación de tales portadores era imposible debido al régimen de Franco. El proyecto de las Torres de Cádiz comenzó a finales de 1957 y concluyó en 1960.
El aspecto exterior que presentan las torres (de 154,145 metros de altura, la de Puntales en Cádiz y de 152,541, la de Matagorda en Puerto Real), es el de un mástil hueco de forma troncocónica cuyos perfiles dibujan una suave curvatura desde la cúspide, de 6 metros de diámetro, hasta la base, de 20,7 metros. Descansan sobre un basamento de hormigón armado y precomprimido y se coronan por un travesaño de perfil romboidal que sostiene el cableado de alta tensión que corre de torre a torre.