A lo largo de la costa entre Tarifa y Algeciras existen unas curiosidades geológicas poco comunes en España. Se trata de las formaciones conocidas como
flysch, término que nace de un dialecto alpino que quiere decir “terrenos que se deslizan”, y se encuentran en las zonas intermareales sobre superficies de escasa pendiente afectada por la acción del oleaje, denominada
plataformas de abrasión o
rasa marina.
Se trata de la afloración de facies o estratos verticales rocosos de origen sedimentario compuestos por la alternancia rítmica de capas de rocas duras (areniscas) intercaladas con otras más blandas y erosionables (margas). Al erosionarse estas últimas, da lugar a hileras rocosas distanciadas paralelamente entre si, (cada estrato de las capas se corresponde con unos 10.000 años en el tiempo), que sobresalen del agua en la pleamar, y se ven como suelos acaballonados en la bajamar, pues las mareas permiten dejar emergente la plataforma de abrasión de forma discontinua.
Normalmente, las placas se disponen en sentido O-E, por lo que a veces quedan paralelas a la costa, o perpendiculares a la misma, según la orientación del perfil de esta.
Entre los flysch más llamativos del Estrecho se encuentran los de la Punta Carnero y los de Punta San García en Algeciras.
Los factores erosivos en los flysch son, por una parte el oleaje, sobre todo su corriente de resaca, por otro las mareas en su proceso vaciante, a lo que se añaden las corrientes de marea, las que en el Estrecho corren paralelas a la costa en sentidos opuestos dependiendo de los ciclos mareales, los cuales se cuentan en el Estrecho, en dirección y velocidad, tomando como indicador la hora de la pleamar de Tarifa.
Las cavidades y escondrijos que se abren entre las rocas de estos curioso y espectaculares terrenos, permiten además, que también encuentren aquí su sitio camarones, cangrejos, lapas y otros crustáceos. Tienen vida.