Situada entre el río y las montañas asturianas, y a tan solo cinco kilómetros de Ribadesella, Cuevas del Agua es conocida por acoger cada mes de agosto a los miles de piragüistas que participan en el Descenso del río.
Un túnel natural de 300 metros de largo llamado la Cuevona, es la única forma de acceder al pueblo. La carretera que la atraviesa permite el tráfico de vehículos a motor, pero su belleza aconseja dejar el coche en el aparcamiento y recorrerla a pie, disfrutando de todos y cada uno de los rincones de esta obra de arte natural.
Un paseo por el camino que discurre de forma paralela al arroyo que fluye dentro de la cueva, permite descubrir las entrañas de la tierra y maravillarse con las formas que se dibujaron en las rocas, gracias a la espectacular iluminación con que cuenta la Cuevona.
Su interior alberga además una amplia biodiversidad, que abarca desde algas, hongos, líquenes, musgos y helechos hasta como la salamandra ciega y varias clases de ranas. Solo los murciélagos, asustados por la constante presencia humana, se han visto obligados a abandonar este hermoso refugio natural. ABC.