Olimpia fue, durante cientos de años, el centro religioso y atlético por antonomasia de Grecia. Los Juegos Olímpicos (776 a.C. – 392 d.C.), celebrados cada cuatro años durante la última luna llena del verano, eran los de mayor importancia de la Hélade, y en el transcurso de los mismos se declaraba una tregua respetada por todas las ciudades griegas, bajo pena de verse castigadas por sanciones muy duras.
Estos juegos tenían un carácter claramente sacro, ya que estaban dedicados a los grandes dioses, especialmente a Zeus y Apolo, y solo podían competir en ellos los griegos que fueran hombres libres. De entre las disciplinas en las que competían los atletas destacaban la lucha, el salto de longitud, el lanzamiento de jabalina, el lanzamiento de disco, las carreras, e incluso la música, considerada como una competición más.
A los vencedores se les colocaba una corona hecha de hojas de olivo en la cabeza y en ocasiones se les erigía una estatua con su efigie en la villa olímpica, siendo posteriormente agasajados con todo tipo de conmemoraciones y obsequios, especialmente en sus ciudades de origen, donde se les erigían estatua y se les... Leer más ...