Almourol fue reconquistado a los musulmanes por don Afonso Henriques en 1129, y lo dio en tenencia a la orden del Temple. Pero el castillo que vemos actualmente no es el de origen árabe tomado por don Afonso, sino el fruto de una profunda reforma llevada a cabo por Gualdim Pais, maestre de la orden en Portugal. Las obras dieron término en 1171, constituyéndose en él la sede de una encomienda del Temple que, como era habitual en estas órdenes militares, se dedicaron a ganar dinero en cantidad con los tributos y demás alcábalas producto del comercio en la zona.
Si hay un castillo en Portugal que hace que se te descuelgue la mandíbula solo con verlo, es Almourol. Y no ya por sus proporciones, o su tamaño, que en eso no tiene mucho que los distinga de otros de su época, sino por su peculiar ubicación que, unida a su altivo aspecto le dan un aire mágico.