Durante siglos la ciudad de Lublin se dio a conocer como un lugar de tolerancia, donde convivían judíos, rusos, protestantes, católicos, es decir, todo tipo de nacionalidades y religiones.
Pasear por Lublin es una auténtica delicia, comenzar en la Torre Trinitaria, desde la cual se ve la pintoresca parte vieja de la ciudad que se extiende por las colinas de Czwartek, Grodzisko, el Zamkowe (Castillo) y Staromiejskie (la parte Vieja de la Ciudad).
En la Colina Zamkowe se alza una torre defensiva, símbolo que avala las antiguas raíces de la ciudad. El Castillo de Lublin es la sede del Museo Municipal. La parte vieja es la ciudad medieval mejor conservada del país.
Lublin jugó un papel fundamental en siglos pasados al estar en el cruce de rutas comerciales y diplomáticas entre este y oeste europeo, y prueba de ello es la inclusión del texto de "La Unión de Lublin" en la lista Memoria del Mundo, de la UNESCO. En 1569 dos países, el Reino de Polonia y el Ducado de Lituania firmaron un acuerdo que marcó los principios de la democracia europea, muy adelantado a sus tiempos (sustitución de unión personal por monarquía electiva que gobernaba, en adelante El Reino de Dos Naciones, con la ayuda de un Senado y Parlamento). Paseando por Lublin, nos encontraremos con los testigos de "La Uníón de Lublin": la Capilla de la Santísima Trinidad o el monumento dedicado a conmemorar este hecho histórico.
A 40 km de Lublin y a 150 de Varsovia, esta pequeña localidad, que data del s. XII , recibe el nombre del príncipe Casimiro el Justo (Kazimierz Sprawiedliwy). Su privilegiada localización a orillas del Vístula se convirtió en la fuente de su riqueza, gracias al comercio que, río abajo, pasaba por Kazimierz hacia su destino final, el puerto de Gdansk.