Junto a la Torre de Belém y al Monasterio de los Jerónimos se encuentra este monumento de 52 metros de altura erigido en 1960 para conmemorar el quinientos aniversario de uno de los grandes descubridores de Portugal, el infante Henrique el Navegante, descubridor de Madeira, Las Azores y Cabo Verde.
Desde 1561 los miembros de la familia Khevenhüller son los propietarios del castillo, siendo el primero, Juan Khevenhüller, Conde de Frankenburgo, Embajador imperial en España durante el Reinado de Rey Felipe II y enterrado en el Real Monasterio de los Jerónimos en Madrid. Entre 1571 y 1586 fui restaurado y reformado, dando desde entonces la misma imagen arquitectónica que el visitante puede observar hoy día.
Manuel I eligió a los monjes jerónimos para ocupar el monasterio, quienes tenían entre otras, la función de rezar por el rey y dar asistencia espiritual a los marinos y navegantes que partían al descubrimiento de nuevas tierras. La orden de los jerónimos se disolvió en 1833 y el monasterio quedó desocupado y fue incorporado a los bienes del Estado. Hasta 1940 funcionó allí la Casa Pia de Lisboa, institución solidaria destinada a los niños.
Además de los mausoleos reales, también tienen sepultura aquí importantes personalidades de la historia de Portugal.
La puerta principal se encuentra al oeste. Sobre ella hay escenas del nacimiento de Cristo, a la izquierda esculturas del rey Manuel I y San Jerónimo y a la derecha, de su segunda esposa, la reina María, y San Juan Bautista. Por ella se accede a la nave de la Iglesia de Santa María de Belém, en la cual destacan delgadas columnas que sostienen una impresionante bóveda nervada de 29 x 19 metros sin apoyatura central. A cada lado de la nave se encuentran las tumbas de Vasco da Gama y del poeta Luis de Camões.
Diseñado en estilo Manuelino por el arquitecto Diogo de Boitaca, fue encargado por el rey Manuel I de Portugal (1515-1520) para conmemorar el afortunado regreso de la India de Vasco de Gama, su construcción se inició en 1502 y terminó a finales del mismo siglo. Se financió gracias al 5% de los impuestos obtenidos de las especias traidas de oriente.
Las capillas de la iglesia fueron remodeladas en puro estilo renacentista en la segunda mitad del siglo XVI y contienen las arcas funerarias de Manuel I y otros reyes de Portugal.
En los Jerónimos se hallan también las tumbas (neomanuelinas) del navegador Vasco da Gama, el poeta Luís de Camões y los restos del escritor Fernando Pessoa.
El edificio esta modelado en 3D para Google Earth con una excelente calidad.
Todo un monumento a la grandeza de la Era de los Descubrimientos, el Monasterio de Santa María de Belém, tal su nombre original, fue construido al regreso de Vasco da Gama de su histórica aventura marítima.
El dinero obtenido con el comercio de las especias impulsó al rey Manuel I a solicitar a la Santa Sede la autorización para la construcción de un gran monasterio a la entrada de Lisboa, en las márgenes del Tajo. Manuel I quería, en realidad, utilizarlo como panteón para la dinastía real Avis-Beja, por él iniciada.
Las obras comenzaron en 1501 y se extendieron durante todo el siglo XVI. Durante su construcción se sucedieron prestigiosos arquitectos: Diogo de Boitaca, João de Castilho, Diogo de Torralva y Jerónimo de Ruão son algunos de los que participaron en la obra.