Asimismo, las montañas Ardientes también encierran su parte legendaria. Según recoge una narración popular, uno de los ayudantes de Xuanzang, el rey Mono, fue el artífice de la aparición de esta cordillera. A su vez, de acuerdo con un mito de los uigures (la minoría étnica musulmana), cerca de esta zona se ocultaba un dragón. Un lugareño consiguió darle muerte y, acto seguido, lo seccionó en ocho pedazos, de los que surgieron los ocho valles que presiden el lugar. Finalmente, la sangre del dragón sirvió para dar su inconfundible tonalidad a estos montes.
¿por qué no continuar explorando este sobrecogedor enclave, uno de los más emblemáticos de la Ruta de la Seda? Aunque las razones para hacerlo son muchas, los impactantes paisajes lunares que exhibe este rincón del país asiático merecen una atención especial. Buena muestra de ello es el destino de hoy: las cautivadora montañas Ardientes (Hou Yan Shan).
Éstas se hallan al este de los conocidos pozos de Karez, un antiquísimo y sorprendente sistema de regadío subterráneo que aprovecha el agua del deshielo. Se trata de una cordillera de arena y piedra cuyas cimas más elevadas superan los de 850 m de altitud (el promedio se sitúa en torno a los 500 m), y cuya extensión ronda los 100 km.
Esta cadena montañosa debe buena parte de su popularidad —sin desmerecer su sobrecogedor aspecto y las elevadas temperaturas que allí suelen registrarse, cercanas a los 50º C durante el día— a la célebre novela del siglo XVI ”Peregrinación al Oeste“, en la que se describen los viajes de Xuanzang. Nacido en la ciudad de Luoyang (provincia de Henan) ca. el año 602 d.C., este monje budista partió hacia la India en el 629 con la ayuda del... Leer más ...