Entonces, los laberintos de vías estrechas que componen el casco antiguo de Chelva se llenan de vida, tal y como debió de ser hace siglos, cuando en esta población convivían, en paz y armonía, cristianos, judíos y árabes. Aún hoy se puede apreciar el legado histórico y arquitectónico que este mestizaje cultural dejó en la localidad. La mejor manera de descubrirlo es recorriendo la Ruta del Agua de Chelva.
En el interior de la provincia de Valencia , donde las terrazas de típicos cultivos mediterráneos horadan una tierra histórica que ha sido testigo de mil batallas medievales, se encuentra la pequeña localidad de Chelva. Esta perla de la comarca de Los Serranos pasa los inviernos adormecida, con poco más de mil habitantes, como si la vida no fuera con ella y a merced de los fríos vientos que castigan el valle. Sin embargo, al acercarse la primavera, el rumor de las aguas de las numerosas fuentes de Chelva, tanto subterráneas como al aire libre, se hace cada vez más audible y ejerce de dulce despertador de árboles, explanadas, plazas, calles y gente.