La ermita está construida en una de las entradas al complejo kárstiko de Ojo Guareña y ocupa una cueva. Su primera advocación fue dedicada a San Tirso y, posteriormente a San Bernabé.
Su fácil acceso permite realizar varios recorridos para todo tipo de público, siempre conservando sus valores geomorfológicos y la riqueza arqueológica y biológica que posee en su interior. Caminando entre impresionantes estalactitas y estalagmitas, el turista disfrutará de un paraje único fruto de la naturaleza.
Esta Cueva, ubicada en el corazón del Monumento Natural de Ojo Guareña, es una de las más grandes de España y se encuentra entre las mayores del mundo. El viajero descubrirá un espectacular conjunto calizo-dolomítico del Cretácico Superior en el que podrá conocer las peculiaridades de las gentes que, durante la Prehistoria, habitaron este paisaje kárstico, así como encontrar elementos materiales de la Edad Media.