Además la riqueza de pastos, las características del terreno para el cultivo de cereal, la abundante caza y las aguas del Río Alberche, del Arroyo Tórtolas y de la Garganta de la Yedra, hacen suponer que su permanencia fuese significativa y duradera.
De la época romana se conservan unas inscripciones en los Toros de Guisando y los restos de una calzada de segundo orden. En esta época las tierras tembleñas debieron de tener gran importancia por ser zona de paso obligado. En algunos mapas arqueológicos figura un poblado romano en el término municipal.
La localidad de El Tiemblo se encuentra en el sureste de la provincia de Ávila. Daremos un breve repaso a su historia y recorreremos el patrimonio histórico y natural que encierra esta interesante población. Los vettones llegaron a territorio abulense hacia el año 700 a.C., fundando una serie de núcleos de población conocidos con el nombre de 'castros', lugares situados a cierta altura con fortificaciones.
Aunque no se hayan encontrado castros en El Tiemblo, necesariamente tuvo que haber un asentamiento vettón. Los Toros de Guisando son suficiente ejemplo para poder asegurarlo.
Guisando es también pueblo de callejas apiñadas, estrechas a más no poder, como corresponde a los pueblos que se alzan sobre laderas empinadas y tienen poco terreno disponible, o quieren defenderse de las guerras, o de la nieve y de las lluvias gracias a los aleros de unos tejados que tapan casi por completo los pasillos que son algunas calles. El verdín que tapiza muchos de sus rincones evidencia que el sol, por más que se empeñe, no alcanza a penetrar nunca en ellos.
Un buen pueblo de montaña. Por sus calles el agua de la sierra baja en avalancha, con una fuerza que impresiona, y se cuela entre las casas regalando al viajero despistado o no rincones de pequeña Venecia. Su caserío, donde abundan las fachadas blancas y no faltan los balcones de madera, fue referido por Cela de esta forma: “Guisando es caserío blanco como la paloma y sosegado, igual que el agua de la fuente clara”.