La celda en la que el golpista Antonio Tejero permaneció arrestado en el Castillo de la Palma de Ferrol no tenía barrotes, ni siquiera era una celda al uso pese a que la instalación estaba concebida como una cárcel militar desde la guerra civil. Los aposentos en los que permaneció arrestado dos años el cabecilla del 23F eran en realidad una cómoda estancia de unos 65 metros cuadrados con varias habitaciones, un servicio con bañera y hasta una cocina.
Esta fortaleza se ha abierto por primera vez al público durante este mes de agosto después de un acuerdo entre el Concello de Mugardos donde se ubica el castillo y el grupo de inversores que en 2003 compró esta construcción iniciada en 1597 al Ministerio de Defensa con el objetivo de convertirla en un lujoso hotel con spa.