El Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha (MUPA) es un museo dedicado a la paleontología de Castilla-La Mancha ubicado en la ciudad de Cuenca.
Alberga numerosos restos fósiles encontrados en los yacimientos conquenses de Las Hoyas y Lo Hueco. Muestra asimismo numerosas figuras a tamaño natural de dinosaurios, otros reptiles y mamíferos encontrados en yacimientos de la comunidad autónoma.
Este excepcional museo es uno de los puntos cardinales de la Ruta de los Dinosaurios de Cuenca.
Fue inaugurado en 2015 y ha sufrido varias ampliaciones.
En las fotos de Google Earth no se ve la situación actual de sus jardines y miradores. El jardín contiene replicas de dinosaurios a escala natural y recrea el entorno donde desarrollaban su vida.
El Museo cuenta con unas magnificas vistas sobre toda la ciudad.
En ella destaca su hermoso retablo renacentista, su torre exterior y sus obras de arte expuestas en el Museo Parroquial. También vale la pena admirar los palacios y casones, como el del Dr. La Encina, la Casa del Inquisidor o el Lienzo de Doña Ana, de hermosas fachadas, así como el Museo Antonio Martínez , para acercarse a la historia del lugar. No se vaya sin probar los "miguelitos", un dulce de hojaldre y crema cuyo secreto reside en una cuidadosa y artesanal elaboración.
El nombre de “Caudete” parece derivar de CAPDETUM, contracción que debieron hacer los romanos de Caput Deitanorum o Cabeza de los Deitanos, tribu ibérica del sudeste peninsular. Aunque puede también tener su origen en el término “caput aquae” (cabeza del agua), y que hacía referencia a la condición del municipio de cabeza de cuenca hidrográfica del río Vinalopó.
Caudete fue nudo de comunicaciones e importantes asentamiento en época íbera. Dos destacada muestras de esta cultura son la “Cabeza de Toro” y la “Cierva de Caudete”. Representan a animales ensalzados a la categoría de divinidad que ejercían de espíritus protectores de enterramientos íberos. Ambas esculturas pertenecen a la necrópolis del paraje de Capuchinos y están expuestas actualmente en el Museo Arqueológico de Albacete.
Situado al sudeste de la provincia, cerca de Sierra Morena, Valdepeñas es uno de los municipios más importantes de Ciudad Real, especialmente conocido por su producción de vinos con Denominación de Origen, abarcando extensos cultivos de vid y cerca de 600 bodegas donde se almacenan exquisitos caldos de la mejor calidad. No en vano, Valdepeñas ha sido llamada la “ciudad del vino” y posee, incluso, un Museo del vino, el cual resulta un lugar interesantísimo para visitar.
En San Clemente se encuentra el puente romano mejor conservado de la provincia de Cuenca y cerca tenemos el santuario de Rus, en un paraje privilegiado y lugar cervantino. Cuenta con dos museos, el Museo Etnográfico de Labranza y el Museo de Obra Gráfica. El primero está situado en una torre vigía de época medieval, por lo que suele gustar mucho a los niños, mientras que los adultos disfrutan más del contenido: utillaje del campo y aperos de labranza, utensilios domésticos de antaño, curiosidades de hace años, etc. El segundo, El Museo de Obra Gráfica, es una sede de la Fundación Antonio Pérez, con centro en Cuenca. Es uno de los pocos museos españoles dedicados exclusivamente a la obra gráfica y la colección recoge piezas desde mediados del S.XX hasta la actualidad. Además, de la magnífica colección, se puede disfrutar del edificio en que está situado, el antiguo ayuntamiento de la villa, del siglo XVI y estilo renacentista.
El Toboso debe su fama y su principal atractivo a la novela cervantina que atrae a visitantes de todas partes del mundo, como atrajo entre otros a Galdós, siguiendo los pasos de Don Alonso. Dulcinea nos abre camino entre las calles que tienen inscripciones de la novela como si de una gimcana se tratara para llegar a la que se supone su casa, Casa-museo de Dulcinea, al Museo Cervantino o al Museo del Humor Gráfico Dulcinea, centros neurálgicos donde se recoge la esencia de la insigne obra maestra de la literatura universal.
El castillo conserva parte de su aroma musulmán pero sus posteriores reformas nos imbuyen de medievo que corrige, tras la reconquista, su estructura. Entre sus torres y sus defensas destaca la Torre del Homenaje, que se impone desde cualquier rincón del entorno y corona la estampa de manera inapelable. El castillo, convertido en Parador, nos proporciona el albergue, y éste el sosiego necesario para no perder detalle ni de él, ni del resto de la población y las muestras de historia impresas en sus calles, iglesias, torres y museos.