Testigo de la historia a los largo de todos los tiempos, se han encontrado restos de la cultura argárica y de los fenicios, fue la Salambina de los cartagineses, la Segalvina de los romanos y la Salawbiniya de los árabes. Durante la dominación romana formó parte del itinerario que unía Castulo con Malaka. Importante fortaleza también durante toda la Edad Media. Hasta aquí llegó la expedición de Alfonso I el Batallador en tierras andalusíes. Conquistada por los Reyes Católicos en el 1489, fue defendida años después por Francisco Ramírez de un ataque de los árabes.
En los siglos XVIII y XIX fue duramente castigada por los ataques de los piratas turcos, obligando a su población a trasladarse a lugares más seguros en las montañas próximas.
En siglo XX inicia una etapa de prosperidad gracias al cultivo de la caña de azúcar y especies tropicales y al turismo.
Salobreña ofrece una de las estampas más características del litoral mediterráneo español. Joya de la Costa Tropical, se enmarca en un singular escenario donde juegan en perfecto equilibrio sobre el Gran Peñón los volúmenes blancos de su cuidado urbanismo y el rotundo perfil de la fortaleza hispano-musulmana, monumentos arquitectónicos que se alzan entre la vega y el mar.
Goza de un clima subtropical templado que, propicio para el cultivo de especies como la caña de azúcar y los frutos tropicales, permite disfrutar durante la mayor parte del año de sus magníficas playas.
Órgiva, además de sede judicial comarcal, distritos sanitario y educativo, es también nudo de comunicaciones de la que parten cuatro carreteras, una enlaza La Alpujarra con Salobreña y la Costa del Sol, otra, por Lanjarón, nos lleva a Granada, una tercera, por Torviscón, conduce a la costa granadina a la altura de La Rábita, y otra se adentra en el corazón de La Alpujarra granadina, subiendo hacia Pampaneira, Bubión, Capileira, Trevélez y esos otros pueblos de tan marcado carácter serrano.