El Toboso se desmadeja en pequeñas rutas con el fin de ordenar los intereses del viajero: la ruta monumental, la nocturna, la de los pozos y sobre todo la literaria guiaran nuestro paso mientras otra ruta, la despedida, nos envolverá de nostalgia al abandonar la tierra de la amada de Don Quijote.
El Toboso debe su fama y su principal atractivo a la novela cervantina que atrae a visitantes de todas partes del mundo, como atrajo entre otros a Galdós, siguiendo los pasos de Don Alonso. Dulcinea nos abre camino entre las calles que tienen inscripciones de la novela como si de una gimcana se tratara para llegar a la que se supone su casa, Casa-museo de Dulcinea, al Museo Cervantino o al Museo del Humor Gráfico Dulcinea, centros neurálgicos donde se recoge la esencia de la insigne obra maestra de la literatura universal.