Fue con el advenimiento del régimen liberal cuando se construyeron los primeros molinos de viento en el núcleo urbano de Vejer. Sin embargo, los fuertes vientos de levante de la zona hicieron imposible su implantación. Se instalaron entonces el estilo de molino cartaginese, de cuerpo más robusto que los manchegos de forma que resistía mejor las fuertes rachas de viento.
La población de Vejer de la Frontera, es uno de esos tantos pueblos blancos que existen en Andalucía. Nada identifica más a Vejer de la Frontera que la silueta de un molino de viento. En el siglo XIX, los molinos harineros que existieron en Vejer fueron todos de agua entre los que destaca los que poseía el Duque de Medina Sidonia en la barriada rural de Santa Lucía.