Con la llegada de los españoles, el interés por los metales preciosos les llevó a aventurarse a esta zona, tal y como demuestra una de las cartas de Hernán Cortés a Carlos V. En «El Socavón del Rey», hoy cerro de Bermeja se buscó estaño para la confección de piezas de artillería. Para 1529, Taxco se convirtió en el primer centro minero del continente y durante el siglo XVI fue uno de los principales para los conquistadores, atrayendo funcionarios, comerciantes y frailes. La economía boyante de Taxco se alimentaba de las tres reales de minas: Real de Minas de Tetelcingo, Real de Minas de San Miguel y Real de Minas de Acayotla.
Taxco de Alarcón, o simplemente Taxco cobró importancia como centro minero en época colonial. La explotación de las minas de plata dio relieve a la ciudad. Y la orfebrería de joyas se forjó como una tradición artesana en el XVIII y XIX. Sin embargo mucho antes fue un área controlado por matlazincas, chontales y tlahuicas, al igual que Cuernavaca. La expansión territorial de los mexicas o aztecas hizo que Taxco fuese el asentamiento principal de una una de sus siete provincias tributarias.
Santa Prisca es el símbolo más reconocido de Taxco, su cúpula de talavera y sus dos torres son la postal clásica del destino guerrerense. Lo que posiblemente muy pocas personas sepan es que se trata de una construcción llena de misterios y leyendas. La mayoría de la personas piensan que se trata de una catedral, sin embargo ni toda su grandeza le alcanzo para ser iglesia. Se trata de una parroquia común como la que hay en tu colonia.