Escondidos en el valle de los calchaquÃes se encuentran una serie de cuevas talladas por la madre naturaleza en la arenisca roja de la zona: Las cuevas de Acsibi en Salta.
La vegetación en esta zona corresponde a la del bosque montano, con presencia de plantas hidrófilas y xerofÃticas. Añosos laureles, sauces, nogales, durazneros, álamos y algunas conÃferas son la constante en esta vÃa.
Tafà del Valle, se encuentra encallado entre las Sierras del Aconquija a 106,5 km. de San Miguel de Tucumán. Desde la ciudad capital, se accede por Ruta Nacional 38 hacia el Sur y, luego de recorrer 43 kilómetros, se toma la Ruta Provincial 307 hacia el Oeste para subir a los Valles CalchaquÃes.
Polo cultural y económico del magnÃfico territorio conocido como Valles CalchaquÃes, Santa MarÃa se ubica en el noreste de la provincia de Catamarca, atrayendo hacia sà al turismo ávido de conocimientos y aventura. PaisajÃsticamente encantadora y culturalmente inigualable, esta ciudad y su área circundante constituyen un itinerario que ningún visitante de la región puede dejar de conocer.
Algunos viven dispersos y otros en comunidades organizadas como la Amaicha del Valle. En la actualidad se organizan para luchar por sus derechos y trabajan arduamente para conservar su identidad.
Con el cantar del gallo arranca el dÃa hacia un viaje extraordinario desde la Capital de Salta hasta el pueblo Cachi, ubicado a 157 Kilómetros por la Ruta Provincial Nº 33, pasando por Cuesta del Obispo. El recorrido hacia esta bella localidad está rodeado por los Valles CalchaquÃes, que no dejan lugar a que el turista aproveche el viaje para dormir.
En primer lugar se encuentra la Quebrada de Escoipe, donde el Valle de Lerma se une al Valle CalchaquÃ. Allà lo atraviesa el rÃo Escoipe y está rodeado de cierras de color rojizo tapizadas de helechos y otros tipos de vegetación selvática. Una foto imperdible.
La vegetación en esta zona corresponde a la del bosque montano, con presencia de plantas hidrófilas y xerofÃticas. Añosos laureles, sauces, nogales, durazneros, álamos y algunas conÃferas son la constante en esta vÃa.
Desde el vehÃculo en el que se transita se logra ver terrazas o andenes de cultivo de maÃz, avena, arvejas o porotos de manteca posados sobre las laderas de los cerros que circundan la ruta.
Desde el inicio mismo la fascinación se apodera de los viajeros cuando ingresan a la Quebrada de San Fernando de Escoipe; encerrada entre las montañas y flanqueada por la R. P. nº 33, indica el comienzo de la aventura.