Sin duda la más celebrada y polémica de las iglesias de la Cristiandad, el Santo Sepulcro encierra los lugares tradicionales de la crucifixión y la resurrección de Jesús bajo un mismo techo.
La iglesia fue reconstruida parcialmente en el siglo siguiente por Justiniano, y se mantuvo intacta hasta 1009, cuando el excéntrico califa Hakim la destruyó casi en su totalidad.