A menudo paso por Despeñaperros, un desfialdero que une Castilla y Andalucia y por el que cualquier ejercito debe pasar para controlar una de estas regiones.
Aqui se han librado dos batallas muy importantes:
La de Bailen, que supuso la primera derrota de un ejercito de Napoleón y la de Las Navas de Tolosas, que supuso la apertura del valle del Gudalquivir a los ejercitos cristianos.
El texto es llamativo:
"Después de varios siglos de lenta conquista cristiana, en 1212 la frontera entre moros y cristianos se había situado en la llanura manchega y no era ningún secreto que los reyes de Castilla aspiraban a ocupar las prósperas tierras del Guadalquivir, con sus populosas ciudades. Hacía ya más de un siglo que al-Andalus había perdido su independencia y se había reducido a mera provincia de un imperio beréber norteafricano, primero almorávide y después almohade. La conquista cristiana era sólo cuestión de tiempo. En 1195 los almohades habían derrotado al rey de Castilla en Alarcos, cerca de la actual Ciudad Real, pero diecisiete años después el mismo rey preparaba la revancha y se mostraba más agresivo que nunca. En 1211 Alfonso VIII consiguió del... Leer más ...
A menudo paso por Despeñaperros, un desfialdero que une Castilla y Andalucia y por el que cualquier ejercito debe pasar para controlar una de estas regiones.
Aqui se han librado dos batallas muy importantes:
La de Bailen, que supuso la primera derrota de un ejercito de Napoleón y la de Las Navas de Tolosas, que supuso la apertura del valle del Gudalquivir a los ejercitos cristianos.
El texto es llamativo:
"Después de varios siglos de lenta conquista cristiana, en 1212 la frontera entre moros y cristianos se había situado en la llanura manchega y no era ningún secreto que los reyes de Castilla aspiraban a ocupar las prósperas tierras del Guadalquivir, con sus populosas ciudades. Hacía ya más de un siglo que al-Andalus había perdido su independencia y se había reducido a mera provincia de un imperio beréber norteafricano, primero almorávide y después almohade. La conquista cristiana era sólo cuestión de tiempo. En 1195 los almohades habían derrotado al rey de Castilla en Alarcos, cerca de la actual Ciudad Real, pero diecisiete años después el mismo rey preparaba la revancha y se mostraba más agresivo que nunca. En 1211 Alfonso VIII consiguió del papa Inocencio III que... Leer más ...