la guerra entre abjasios y georgianos, que habían convivido durante el periodo comunista, empezó en 1992 y acabó en 1993 con la independencia de Abjasia “de facto” y el irreparable desacuerdo entre los dos pueblos. A la República de Abjasia no la reconocen sino un puñado de países (Rusia, Nicaragua, Venezuela, Nauru y, desde este año, Siria). La mayoría de los mapas no lo señalan como país.
Sin embargo, al pasar el puesto fronterizo ruso, son los soldados abjasios quienes me reciben para el control de pasaporte. Sobre los uniformes y en las matrículas de los vehículos, la bandera de la República de Abjasia ya se hace visible. Blanca y verde, con una mano (blanca) abierta sobre un tono rojo, encima de la cual se distinguen siete estrellas (las sietes provincias del país).
En realidad, Tiráspol es la capital de una región rebelde cuya independencia sólo es reconocido por otros dos estados reconocidos sólo parcialmente, las regiones separatistas de Georgia, Osetia del Sur y Abjasia.