Con la conquista cristiana, en 1482, nuevas edificaciones sustituyeron a las antiguas mezquitas, sinagogas y palacios árabes. Se construyó la iglesia de la Encarnación, los conventos del Carmen y San Diego, la Casa de la Inquisición (símbolos del nuevo poder), el Cano Wamba y numerosas casas solariegas, dotando a la ciudad de un rico patrimonio monumental perfectamente integrado en un entorno arquitectónico-popular de gran belleza.
Este municipio está enclavado en la Sierra de Tejeda, colgado sobre un abrupto y profundo tajo sobre el río Alhama. Cuenta con un reputado balneario de aguas termales ya explotadas por los romanos y árabes, y que actualmente ofrece modernos tratamientos contra la artritis, el reuma y el estrés. Su patrimonio histórico es rico y su casco antiguo está declaro como Conjunto Histórico-Artístico. Sus celebraciones son variadas y llamativas, como la romería del vino durante la feria de septiembre, el carnaval, y el Festival de Música Joven.