Este complejo, que fue diseñado con extravagancia por la primera arquitecta de California, Julia Morgan, como residencia privada del magnate de la industria editorial William Randolph Hearst, se terminó de construir en 1947 y es un templo extraordinario dedicado a la opulencia y el exceso.
En California, hay mansiones a montones, las estrellas de cine y los reyes de la tecnología construyen palacios y añaden alas, piscinas y pabellones de yoga sin ninguna moderación. Pero no hay nada parecido al Castillo Hearst.