El motivo del nombre podría ser por la cantidad de saltos de agua que posee esta región, por lo que los colonizadores españoles decidieron llamarlo La Chorrera. Entre los principales chorros se encuentran: el chorro de La Chorrera, el chorro Trinidad, el chorro Caño quebrada, entre otros. El 12 de septiembre de 1855, cuando surge La Chorrera como distrito, comienza la lucha y las acciones.
La Chorrera se encuentra en la región occidental de la provincia de Panamá. Su extensión territorial es de 769 kilómetros cuadrados, y sus límites son: Con el distrito de Arraijan: Desde donde el río Lirio toca los límites con el Distrito de Panamá, aguas arriba este río hasta su cabecera; desde aquí línea recta a la cima del Cerro Ahoga Yegua, se continúa la línea recta al nacimiento de la Quebrada Naranjal, esta Quebrada hasta su desembocadura en el río Caimito: aguas abajo este río hasta su desembocadura en la Bahía de La Chorrera en el océano Pacífico.
En 1821, con la independencia de España, el Istmo de Panamá estaba dividido en dos provincias, Panamá y Veraguas, a la provincia de Panamá le correspondían las alcaldías Mayores de Portobelo, Chorrera, Natá, Los Santos y Yavisa. Chitré, que era en su origen una pequeña población de indígenas, dependía de la alcaldía mayor de Natá, vino a estar luego bajo la alcaldía mayor de Los Santos.
Originalmente La Chorrera era redonda y en lugar de escaleras tenía un puente levadizo. Dentro contaba con aljibes, barracas y almacenes. Había once piezas de artillería y todas se encendieron más de un siglo después de su construcción, en 1762, cuando atacaron los ingleses. Estos últimos triunfaron y tomaron por un año
El Torreón de La Chorrera se fundó entonces en 1646 para hacerle frente a un eventual ataque de la armada holandesa conjuntamente con barcos portugueses. Se parecía a los torreones que decoran la costa de España y que se construyeron para rechazar las invasiones árabes.
Gocta es la cuarta catarata más alta del mundo con 771 metros de altura, siendo conocida mundialmente en marzo de 2006 por mano de dos investigadores alemanes. La Chorrera, como se la conoce entre los habitantes locales, guarda en su interior, según cuenta su leyenda, una vasija de oro de incalculable valor, que permanece custodiada por una serpiente gigante y su dueña, una sirena rubia maldita.