Repasemos la historia. En 1957, concretamente un 15 de junio, un Plymouth Belvedere Sport Coupe “nuevecito” fue enterrado en la población de Tulsa (Oklahoma), Estados unidos, en el marco de la celebración de los 50 años de la ciudad, en un sarcófago gigante creado para la ocasión, y envuelto en plásticos con la intención de que, 50 años después, los habitantes del siglo XXI lo desenterraran en lo que se denominó una “cápsula de tiempo”
Resulta curioso que la cámara acorazada, construida para “sorprender al futuro” con la tecnología del Plymouth y para resistir incluso ataques atómicos, ¡no había resistido unas goteras . . .