Rodeada de montañas y valles, un pintoresco lugar que no pueden dejar de visitar y degustar de sus quesos. Caminar por los alrededores, y admirar las montañas, escuchar las aves trinar y el viento fresco soplar es todo un placer.
A esta joya la encontré el domingo pasado en la dominguera revista del diario argentino Clarín y creo que sería bueno agregarla al foro sin desperdiciar palabra del espectacular relato y descripción del faro.
Muy cerca de las Islas Malvinas, el faro de Cabo Blanco es uno de los más aislados de la Argentina. Viva acompañó a sus cuidadores durante una guardia en condiciones extremas.
El faro comenzó a construirse en 1915. Se inauguró formalmente dos años después.
En la inmensidad de la Patagonia, ellos vivirán dentro de una luciérnaga. Veinte días dura la misión, que consiste en lograr cada noche, con la luz de una bombilla de 100 watts, dar una señal que atraviese la distancia de múltiples horizontes de los que la vista humana es capaz de ver desde la orilla del mar.
Es una prueba de supervivencia: sobre ese peñón no hay agua potable, ni tendido eléctrico, ni señal de celular, ni wifi, igual que hace medio milenio, cuando lo avistó el navegante portugués Hernando de Magallanes, el adelantado.
El faro de Cabo Blanco es uno de los más aislados de la Argentina. Está al final del golfo San Jorge, en la provincia de Santa Cruz, allí donde la silueta del país parece darle un... Leer más ...
El pueblo que le da nombre al queso se situa en el corazón de la comarca de La Gruyéres, emplazada entre los Alpes de Friburgo y el valle del río Sarine. Tiene una única calle peatonal, adoquinada y flanqueada por casas construidas entre los siglos XV Y XVI, hoy en día son hostales, tiendas de productos gastronómicos y restaurantes donde fondue y raclettes son los platos estrellas.
La fondue se hace con quesos desmenuzados y fundidos y la raclettes debe su nombre al queso raclette típico del cantón de Valais, hecho a base de leche de vaca. Se presenta en una gran rueda de unos 6 kg aproximadamente. Lo hay de varios tipos: al vino blanco, a la pimienta o de hierbas.
La tradición quesera en la comarca ya existía desde 1115, cuando los monjes cobraban un diezmo por el uso de los pastos de altura. Éste consistía en porciones de queso que almacenaban para abastecerse cuando la nieve aislaba los monasterios y para sus viajes, porque la corteza lo conservaba más tiempo en buen estado.
Desde 2001 el queso gruyer tiene la VeCertificación de Origen Suiza, que protege la producción artesanal y define su aspecto: forma redondeada, corteza anaranjada, fina y cepillada... Leer más ...