En el trayecto de vuelta, avistaron una tierra desconocida y aparentemente desierta. Una vez desembarcaron en ella, la isla y sus dominios, recibieron sus respectivos nombres a partir de los líderes del navío. Como broche de oro a este idilio de natura y belleza, destaca la Pirámide de Ball, un gigante resultante de la erupción que alcanza una altura de 562 metros de altura.
En el Oceáno Pacífico a 600 kilómetros del continente australiano, el archipiélago es un ejemplo notable de cómo se produce la generación de un conjunto de islas aisladas originadas a partir de la actividad volcánica submarina. Con una topografía espectacular y una admirable composición endémica de fauna y flora, destaca por ser un conjunto estéticamente abrupto y abrumador para la vista.