Está situada al centro de Asia, en la parte meridional de Siberia. Limita al sur y al este con Mongolia, al noreste con la república de Buriatia y el óblast de Irkutsk, al norte con el territorio de Krasnoiarsk, al noroeste con la república de Jakasia y al oeste con la República de Altái. Tiene una extensión de 168 606 km².
Kizil es la capital de la República de Tuvá en la Federación de Rusia cuyo nombre significa rojo en tuvano y en muchas otras lenguas túrquicas. Kizil está localizada exactamente en el centro geográfico de Asia, al sur de Siberia Occidental próxima a la frontera con Mongolia. Fue fundada en 1914 con el nombre de Bielotsarsk. En ruso, biel, significa blanco y tsar, zar. En 1918, fue rebautizada como Jem-Beldyr y, finalmente en 1926, como Kizil
En cualquier caso, el principal aliciente de la zona se halla a una hora de trayecto por carretera de Kuqa: las cuevas de Kizil, en los acantilados que circundan el río Muzart. Talladas entre los años 500 y 700, también dan cabida a notables pinturas de estilo iraní e hindú. En total, el conjunto está integrado por 263 cuevas, a pesar de que tan sólo unas 70 se encuentran en buen estado de conservación.
A su vez, éste enclave fue el escenario de un importante descubrimiento a principios del siglo pasado: el de unos manuscritos que atestiguaban la existencia en la zona de una lengua indoeuropea ya desaparecida. Tras el hallazgo, los autores del mismo, Albert von le Coq y Paul Pelliot, llevaron los textos a París para que fuesen descifrados.
El post de hoy retrocede a la época dorada de la Ruta de la Seda y a los singulares parajes por los que discurría esta importantísima vía comercial. Concretamente, la propuesta gira en torno a dos núcleos de gran relevancia dentro de la región autónoma de Xinjiang, situada al oeste del gigante asiático: Kizil.
En el caso de la primera población, se trata de la segunda mayor ciudad del centro de la región. Pese a que en el pasado fue capital del reino feudal de Qiuci, los vestigios de este período a duras penas se reducen en varias pareces de ladrillo de arenisca.
Conquistada por las tropas chinas en el siglo VII d.C., pronto se convertiría en uno de los puntos neurálgicos del budismo en China, corriente que penetró en el denominado Imperio del Centro hacia el año 65 de nuestra era.
Asimismo, Qiuci también fue el hogar de Kumarajiva, autor de importantes traducciones del sánscrito al mandarín. Hoy, el núcleo urbano de Kuqa no destaca por albergar numerosos atractivos turísticos, aunque resulta más que aconsejable acercarse hasta las ruinas de Qiuci y, si es viernes, hasta su animado bazar.